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  • Foto del escritorLa cocina de Bárbara

Mermelada de cherrys


Siempre he tenido la sensación de que eso de ponerse a hacer mermelada era toda una hazaña, porque suponía una importante inversión de tiempo en la gestión de grandes cantidades de materia prima. Cómo si sólo tuviera sentido hacer mermelada en cantidades suficientes como para justificar la fase del baño maría de un montón de tarros, con el consiguiente resultado de tener conservas para todo el año. Desde luego esto es una posibilidad, ya que te pones, pero en ningún caso es la única opción.


Hacer un tarro de mermelada, exactamente un tarro de mermelada por ejemplo, con unos cuantos tomates cherry (ya un poco más maduros de la cuenta) de la abundante cosecha que he tenido este año, es una tarea rápida, fácil y cero engorrosa. El resultado es único. Esta versión dulce del tomate combina bien con un montón de cosas, desde la tostada de la mañana al acompañamiento de una carne, o de algún postre o tarta dulce.


Ingredientes:


Ingredientes:

  • Tomates de la variedad cherry

  • Azúcar blanca (puede combinarse también con una parte de azúcar moreno)

  • 1 lima (o medio limón grande)

Preparación:

Las cantidades son proporcionales, depende de cuánto queramos hacer o de si se trata, como era el caso, de utilizar los tomates cherry que tenía algo más maduros, que determinaban la cantidad total de mermelada que iba a conseguir. Normalmente para las mermeladas se calcula que el azúcar a añadir sea la misma cantidad que de la fruta que se utilice. Aparte de una función edulcorante, el azúcar favorece la conservación de la mermelada pero, por mi experiencia, no es en absoluto necesario añadir esa cantidad.

Sin olvidar que el protagonista es el tomate: se trata de respetar su dulzor y acidez naturales. Un exceso de azúcar distorsiona el sabor y mata el equilibrio agridulce, así que con algo menos de la mitad de azúcar, que no pone en riesgo la durabilidad del producto, el resultado es excelente. Para mantener el equilibrio, es fundamental la actuación del zumo de lima, que además de ser espesante gracias a la pectina, también actúa como conservante y desde luego contribuye a mantener el equilibrio de acidez, aportando ese toque cítrico tan fresco.

Tres ingredientes y una preparación más que sencilla. Utilicé un cazo pequeño, y a fuego bajo, es tan simple como incorporar el tomate cherry triturado con piel y todo, y añadir primero el azúcar. Lo dejo un rato entre macerando y calentando, atenta a darle alguna vuelta para que se integren cuidadosamente. Al rato, unos 10 o 15 minutos, añado el zumo de lima. Subo el fuego a medio, y dejo que el proceso siga su curso entre vuelta y vuelta sin despistarse para que no se pegue. Cuando se consigue la viscosidad adecuada, la que uno espera cuando piensa en mermelada, es que ya está. Pueden ser unos 30 minutos, pero todo muy aproximado porque depende de las cantidades.

Y ya está listo. Dejamos que se enfríe y de ahí al tarro, listo para consumir. Ni baños maría ni nada, primero porque el producto no se va a estropear fácilmente si lo guardamos en el frigo, y segundo porque con lo rico que está y la cantidad resultante, lo difícil sería controlar el consumo y que "se nos pase de fecha".

¡Que aproveche!




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