Es la cena perfecta. La masa, receta de mi cuñada, que es de Normandía. Los ingredientes, jamón dulce (rico) y huevos. La preparación, un poco de paciencia para dorar cada crepe, y cierta habilidad para hacer el envoltorio. Riquísimos.
En casa de mis padres toda la vida hemos cenado huevo frito. Podía ir acompañado de tomate en ensalada, de croquetas, de pan frito o incluso de churros (una variante espectacular, en serio, churros mojados en la yema del huevo frito!!!).
Tal vez sea el hábito, pero lo cierto es que tengo debilidad por los huevos. Mi abuela paterna tenía una granja en el páramo cerca de León, con vacas, cerdos y gallinas, muchas gallinas. Recuerdo atravesar esa carretera infinita que separaba la casa de la granja, con la típica cesta de alambre para recoger los huevos, intentando evitar las picaduras de mosquitos que eran realmente agresivos. Y para cenar, huevos fritos con puntilla y patatas fritas. Era una delicia.
Ahora en casa el huevo sigue siendo un ingrediente habitual, frito, a la plancha, pasado por agua, en tortilla, revuelto...y con crepe.
Esta propuesta es fácil y está buenísima. La masa de crepe vertida sobre la sartén (no tengo crepera), y una vez que se dora, una vuelta y en ese momento, ponemos el jamón (también se le podría añadir queso), y el huevo, que se va escalfando poco a poco. Cuando la clara se va cuajando un poco, se van cerrando los laterales hasta dejarlo cuadrado, con la yema asomando. Está espectacular.
Ingredientes de la masa para el crepe:
250 gr. de harina
50 gr. de azúcar
3 huevos
500 ml. de leche
50 gr. mantequilla (derretida)
Un chorro de Grand Marnier
Preparación:
Se ponen los ingredientes en este orden, se bate bien (que no queden grumos) y se deja reposar una hora a temperatura ambiente. Para hacer los crepes, el bol al lado de la sartén y con una caceta calculamos las cantidades de masa de cada uno. A fuego medio, un pequeño toque de mantequilla entre crepe y crepe para que no se peguen, y listo.
