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  • Foto del escritorLa cocina de Bárbara

Calamares con curry y espinacas

Anillas de calamar congeladas. Sí, congeladas. No se trata de una elección por comodidad o prisa. Si el calamar es de calidad, el resultado no tiene nada que envidiar a la versión con producto fresco. Anillas de calamar, decía, que una vez guisadas van perfectas con un acompañamiento de arroz blanco. Normalmente monto el arroz alrededor del plato y en el centro, los calamares con su salsa. El curry le da un aire exótico muy sugerente.

La preparación es sencilla. El arroz blanco se hace aparte. Yo lo rehogo un poco en aceite con un ajo y perejil, pero para este plato puede hacerse simplemente hervido porque el meollo del asunto es muy intenso en aroma y sabor.


Ingredientes:

Anillas de calamar (500 gr. ¡ojo que menguan mucho!)

Cebolla (si es grande, con media es suficiente)

Espinacas (mejor frescas)

Tomate fresco triturado o rallado (un par de piezas)

Tomate seco micronizado

Ajo (un par, cortados por la mitad)

Perejil (también vale cilantro, pero ojo con la cantidad, que su sabor marca mucho)

Laurel

Curry

Cayena

Harina,1 cucharada

En una sartén honda con un dedo de aceite echo la cebolla micronizada. Cuando empieza a quedar transparente, añado el ajo, el perejil, el laurel, una cayena partida por la mitad y, al poco, cuando el ajo empieza a dorarse, añado primero el tomate seco troceado, y enseguida el tomate fresco triturado con la batidora. No los pelo, sólo los lavo.



Cuando empieza a cambiar un poco la consistencia del triturado de tomate y deja entrever el aceite perdiendo el aspecto de zumo, añado las anillas de calamar congeladas y pongo una tapa para que suelten el agua sin que se evapore. Cuando los calamares han perdido la dureza y ya han soltado una cierta cantidad de agua, espolvoreo el curry por encima y, a continuación, coloco las hojas de espinacas troceadas. Pongo una abundante cantidad de espinacas porque luego menguan mucho. Tapo de nuevo la sartén otro rato, para que el agua de las espinacas contribuya a la salsa final de los calamares.

Cuando han soltado abundante agua (quedan casi cubiertos), lo mantengo a fuego medio pero ahora destapado, para que vaya reduciendo. Le suelo añadir una cucharadita de harina en ese momento para asegurar que quede suficiente salsa y bien ligada. Sin la harina puede ocurrir que cuando por fin espese, se haya reducido demasiado y los calamares queden cortos de salsa, lo que sería una pena porque la mezcla con el arroz pide salsa a gritos. En caso de no acertar, siempre podemos añadir un poco de agua y dejarlo hasta que vuelva a hacer chuf chuf. Pero los calamares congelados, aunque muy sufridos, agradecen también que no nos pasemos con el tiempo.

Lo apago en ese momento en el que salsa está en su punto. Los calamares quedan súper tiernos, y pese a la mala prensa que pueden tener algunos congelados, en esta receta no se penaliza el sabor y el resultado es sorprendente. Dejo reposar 5 minutos y sirvo. En casa siempre triunfan.

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